Cuestionar todo lo que se nos ha enseñado es el primer paso para el progreso.
– Thomas Edison
Recientemente, descubrí una oferta de un juego de dominó con fichas transparentes. Mi reacción inicial fue de sorpresa y escepticismo, pues estas fichas contradicen una premisa fundamental del dominó tradicional: las fichas no deben ser visibles para los otros jugadores. Esto me llevó a poner en duda el conocimiento del diseñador del juego sobre las reglas básicas del dominó, pero en el fondo intuía que detrás de esta aparente barbaridad, podría esconderse algo que yo no estaba viendo. Tras realizar una encuesta en LinkedIn y analizar los comentarios de los participantes, me di cuenta de que mi percepción inicial estaba limitada por un paradigma que no había cuestionado.
La encuesta refleja que para poco más del 50% de los participantes, jugar con piezas transparentes sería una experiencia única o interesante, mientras que el resto, incluyéndome, opinó que se pierde la emoción del juego o que es una locura.
Algunos comentarios destacados fueron:
«El verdadero interés del dominó radica en la capacidad de los jugadores para deducir las estrategias de los otros, similar al ajedrez, y que la visibilidad de las piezas podría, de hecho, enriquecer el juego al permitir una estrategia más precisa y rápida.»
«He visto un video sobre el juego y encontré la idea curiosa” mencionando que podría añadir un nuevo nivel de estrategia al juego.»
«Aunque prefiero el dominó tradicional, las piezas transparentes podrían requerir una táctica diferente, transformando el juego de manera interesante.»
Estos comentarios me llevaron a reflexionar sobre el poder de los paradigmas.
Los paradigmas son estructuras mentales que nos ayudan a interpretar y dar sentido al mundo. Sin embargo, también pueden limitarnos al hacernos creer que solo hay una forma correcta de hacer las cosas. Ellos son fundamentales para nuestra percepción y comprensión del mundo. Nos proporcionan un marco de referencia y nos ayudan a tomar decisiones rápidas. Sin embargo, también pueden ser limitantes.
Al asumir que solo hay una forma correcta de jugar dominó, me cerré a la posibilidad de que existieran otras variantes igualmente válidas y enriquecedoras. En este caso, no intuyo consecuencias importantes, pero en otras áreas de la vida los paradigmas pueden tener un efecto limitante muy nocivo para nuestro crecimiento personal y profesional.
Algunos beneficios de descubrir y cuestionar los paradigmas son:
Ampliar la perspectiva: Al cuestionar nuestros paradigmas, abrimos nuestra mente a nuevas ideas y posibilidades. Esto puede llevarnos a descubrimientos sorprendentes y a la innovación en campos que creíamos inmutables.
Incrementar la creatividad: Desafiar los paradigmas existentes nos obliga a pensar de manera diferente, «fuera de la caja», y a encontrar soluciones creativas a los problemas y oportunidades.
Mejorar la adaptación: En un mundo en constante cambio, la capacidad de cuestionar y adaptarse es crucial. Cuestionar algunos paradigmas nos permiten responder mejor a nuevas circunstancias.
Afrontar y superar los paradigmas puede traer consigo numerosos beneficios. En mi caso, reconocer la validez de las fichas transparentes en el dominó me permitió ver el juego bajo una luz diferente y apreciar las nuevas estrategias que podrían surgir. Este cambio de perspectiva no solo es aplicable al dominó, sino a cualquier aspecto de la vida personal y profesional.
Estar alerta ante los paradigmas limitantes nos permite ser más abiertos, receptivos y adaptables. En lugar de aferrarnos a lo conocido y seguro, debemos estar dispuestos a explorar lo nuevo y lo diferente. Esto no solo enriquecerá nuestras experiencias, sino que también nos permitirá crecer y evolucionar.
La experiencia con el dominó transparente me enseñó una valiosa lección sobre la importancia de cuestionar nuestros paradigmas. Al hacerlo, no solo ampliamos nuestra perspectiva, sino que también nos permitimos descubrir nuevas formas de ver y entender el mundo. Invito a reflexionar sobre sus propios paradigmas y a estar abiertos a nuevas posibilidades.
Tal vez descubramos que, al igual que en el dominó, hay más de una manera de jugar el juego de la vida.
Autor
Gustavo Yepes
Coach. Conferencista. Experto en Gestión del tiempo
Aliado de "Y eso, ¿cómo se come?" en Hyggelink
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