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La serendipia en el Liderazgo: ¿Sólo un hecho fortuito?

Actualizado: 31 oct



Ante todo, quiero agradecer a mi vecina y amiga, la prestigiosa abogada Beatriz Di Totto, por hablarme de esta palabra en términos particulares. Este hecho me inspiró a escribir el presente artículo.


Según las definiciones que he conseguido, puedo concluir que se le llama serendipia a esos hallazgos o descubrimiento «casuales», que resultan de gran valor, sobre todo por el hecho de que no se estaban buscando originalmente.


Cuando buscas algo y consigues otra cosa y resulta que esa «otra cosa» tiene gran valor, al final, todo depende del «observador» y su capacidad de darse cuenta o reconocer que ha hecho un descubrimiento; aunque ello no tuviera relación con lo que estaba buscando inicialmente.


Cuando se habla de serendipias, el caso del médico y científico británico Alexander Fleming es casi una constante. Se hace referencia a que él, estudiando bacterias, se percató, como buen observador, que aparecía «un contaminante» en una de sus placas en forma de moho que atacaba a las bacterias en estudio. Ese moho resultó ser la penicilina. Este «hecho fortuito», permitió el desarrollo del primer antibiótico.


Retomando el enfoque hacia el observador, podría aseverar que la serendipia, aun siendo casual, no se produce sin la presencia de esa persona provista de un don o cualidad inherente, con ciertas características personales, como la curiosidad, la apertura mental y la disposición para explorar lo desconocido, que lo hace reconocerla y aprovecharla.

 

En referencia al objetivo de mi artículo: quiero resaltar que la curiosidad, la apertura mental y la disposición para explorar lo desconocido, son características inherentes a un líder que se precie. Esas condiciones preparan el terreno para la aparición de serendipias y lo convierten en «fértil para su cultivo». Y me pregunto: ¿Cuántas «serendipias potenciales» se dejaron pasar por la falta de esas características personales?


Otro ejemplo muy conocido es el del Post-it de 3M. Resulta que el químico Spencer Silver intentaba desarrollar un adhesivo fuerte y terminó creando uno que era débil y reposicionable, que consideró «un fracaso» de su investigación.


Años después, su colega, Arthur Fry, lo utilizó para marcar sus páginas de canto gregoriano con la intención de evitar dañar sus libros. Así nacieron los famosos papeles para notas que se pegan y despegan con gran facilidad.


Si el científico Arthur Fry no se le hubiese ocurrido la genial idea de utilizar ese adhesivo «débil y reposicionable», probablemente el resultado «fallido» de las investigaciones de Silver habrían quedado en el olvido. Lo anterior reseñado ejemplifica el caso de la confluencia del creador que se mezcla con el observador para producir una serendipia exitosa.


Ahora me pregunto de nuevo: ¿Cómo podemos ser unos «cazadores de serendipias» en nuestra vida personal y profesional? ¿Qué debemos propiciar como hábito? ¿Qué características debemos cultivar? Me atrevo a sugerir las siguientes rutinas:


  1. Darle espacio a la creatividad y pensar siempre en innovar: Porque ello nos puede abrir nuevas oportunidades y caminos no considerados para obtener soluciones a problemas existentes con otro enfoque

  2. Ser adaptables y flexibles: Cuando nos adaptamos, obtenemos la capacidad de reconocer y aprovechar oportunidades inesperadas. Por otra parte, cuando estamos dispuestos a cambiar de dirección, es crucial evitar la rigidez que nos impide aprovechar las oportunidades fortuitas

  3. Mantener la mente abierta: Cuando estamos dispuesto a explorar nuevas ideas y perspectivas distintas, abrimos la puerta a descubrimientos inesperados. Pensar «fuera de la caja» es un hábito que debemos cultivar

  4. Fomentar la curiosidad: Cuando nos entrenarnos para hacer «Preguntas Poderosas» nos conectamos con un aprendizaje continuo. Ello nos puede llevar a caminos inesperados y valiosos

  5. Rodearnos de diferentes tipos de personas: Diferentes antecedentes, habilidades y enfoques puede generar ideas y soluciones innovadoras. Participar en redes y comunidades fuera de nuestra área de especialización es altamente recomendable. Las interacciones casuales que se propician por esta vía, son fuente de descubrimientos inesperados.

  6. Permitirnos tiempo para explorar y estudiar: Si siempre estamos «haciendo algo», no le damos espacio al ocio, a la exploración productiva y al estudio. Dejar espacio para la reflexión, la exploración «sin un motivo específico» y el aprendizaje, permite que surjan las mejores ideas cuando no las estamos buscando.

  7. Dedicar tiempo a documentar las ideas: Llevar un diario y anotar ideas, por más descabelladas y absurdas que puedan ser, es otro habito saludable. Si, adicionalmente, las complementamos con observaciones y comentarios, podemos, al revisarlas, conectar puntos que no habíamos considerado antes.


Por otra parte ¿qué beneficios obtenemos desarrollando estas habilidades? los siguientes, como adicionales a dejarle la puerta abierta a las serendipias, serían:


  • Desarrollar el hábito del aprendizaje continuo: Cuando lo hacemos, estamos indudablemente mejor preparados para enfrentar lo desconocido y adaptarnos a nuevas realidades

  • Incremento de la motivación y la moral en nuestro equipo: Encontrar soluciones inesperadas eleva la moral del equipo y motiva a los miembros a estar más atentos y abiertos a nuevas ideas

  • Reducción de Estrés: El hecho de concientizar que no todo tiene que ser planeado meticulosamente y abrir espacio a la expectativa de que las oportunidades pueden surgir de manera inesperada, favorece la reducción del estrés sobre el líder y su equipo y promueve la idea de que «algo bueno e inesperado» nos va a sorprender

  • Crecimiento Personal y Profesional: La serendipia puede producir un giro inesperado en el crecimiento personal y profesional del líder y su equipo. Mientras llega, todo lo que hacemos para «que llegue» nos beneficia de manera indirecta. Allí está «la magia».


Estar abiertos a lo inesperado y reconocer sinceramente que no todo puede ser previsto o controlado, es una distinción que, en el contexto del liderazgo, es fundamental porque promueve la necesidad de ser flexible, adaptable y preparado para aprovechar oportunidades inesperadas, con el objetivo de poder enfrentar con éxito los desafíos imprevistos. Es justo lo que un líder debe hacer.

Para finalizar, quisiera hacerlo con un pensamiento atribuido al Emilio Díaz Valcarcel, escritor puertorriqueño, quién, especulo, debe aprovechar esos hallazgos o «descubrimientos casuales», para realizar su obra literaria:



Gracias por tu tiempo.


Autor

Arnaldo González Graterol 

Autor de la competencia Liderazgo de personas y equipos


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2 Comments

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Estimado @Arnaldo, tu reflexión sobre la serendipia en el liderazgo me recuerda la importancia de «hacer pausas», el tan maltratado cuadrante 4 de la matriz de prioridades, en la gestión del tiempo. Sin estos momentos, difícilmente podemos ser observadores y aprovechar oportunidades inesperadas. La curiosidad y el tiempo libre son aliados clave para que las serendipias florezcan y potencien nuestro crecimiento personal y profesional. 🌟 ¡Gracias por compartir esta inspiración!  

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Agradecido en gran medida por tu acertado comentario, estimado @Gustavo. Efectivamente, propongo este tema, sobre todo porque muchas personas se quejan de que no tienen tiempo para el necesario, gratificante y saludable ocio. Es algo que debe cambiar y, en gran medida, es una decisión personal. Cordial saludo

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