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«Pagar por ver» Aplicación a la gerencia y a la vida cotidiana

  • Foto del escritor: Arnaldo González Graterol
    Arnaldo González Graterol
  • hace 16 horas
  • 2 Min. de lectura


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En el póker, «pagar por ver» es un gesto de valentía y cálculo. Igualar la apuesta del adversario significa entrar en el juego, asumir un riesgo moderado para descubrir la siguiente carta y, con ella, la verdad de la jugada. No es un salto ciego, sino una decisión estratégica: se paga poco para obtener información valiosa.

 

En la gerencia ocurre algo semejante. Un líder se enfrenta cada día a decisiones que no siempre tienen certezas absolutas. ¿Invertir en un nuevo proyecto? ¿Dar una segunda oportunidad a un colaborador que falló? ¿Confiar en un socio que promete más de lo que demuestra? Cada una de estas situaciones es un «pagar por ver»: una apuesta calculada que revela la naturaleza de las personas y la solidez de las ideas.

 

¿Has pensado cuántas veces tu organización necesita arriesgar lo justo para descubrir si vale la pena seguir adelante? La sugerencia es clara: no se trata de apostar todo, sino de invertir lo suficiente para obtener señales que orienten el camino. 

En la vida cotidiana también jugamos este póker silencioso. Confiamos en alguien que nos pide ayuda, prestamos atención a quien busca redención, damos espacio a quien promete cambiar. «Pagamos por ver» porque sabemos que la experiencia nos dará claridad: Confirmará la confianza, o nos enseñará a retirarnos a tiempo. 


El jazz nos ofrece una metáfora análoga y luminosa. Cada proyecto, una improvisación, una nota disonante a propósito es un «pagar por ver»: el músico se arriesga a explorar, a seguir el pulso de sus compañeros o de su instinto, a descubrir si la armonía se sostiene o se transforma.


El riesgo es pequeño, pero el aprendizaje es inmenso. ¿No es acaso lo mismo que ocurre en la empresa cuando un líder permite que su equipo improvise, explore y se equivoque con libertad? La música nos recuerda que la belleza surge del riesgo compartido. 


Si consideras que esta propuesta se alinea con algo que has pensado poder hacer en tu organización, tal vez la próxima vez que enfrentes una decisión difícil, recordarás este artículo y corroborarás que «pagar por ver» no es perder, sino aprender.

 

¿Y en tu vida personal? ¿Qué apuestas pequeñas podrías hacer para descubrir la verdadera naturaleza de quienes te rodean? La sugerencia es sencilla: arriesga lo justo, observa con atención y decide con elegancia cuándo seguir y cuándo retirarte. 

Un líder que sabe «pagar por ver» construye confianza, filtra relaciones y evita pérdidas mayores. Un ser humano que aplica la misma lógica en su vida cotidiana se protege de decepciones, se aleja de la expectativa inocente y abre espacio para encuentros auténticos. 


El arte de decidir no está en apostar todo, sino en saber cuándo una pequeña inversión de confianza puede revelar un universo de posibilidades. 

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Recuerda: «Pagar por ver» es la llave que abre la puerta de la verdad coprobable: un gesto humilde que revela lo esencial. 

Porque la vida, la empresa y la música comparten la misma partitura: arriesgar lo justo para descubrir lo que merece ser tocado, vivido y compartido. 


Autor

Arnaldo González Graterol 

Autor de la competencia Liderazgo de personas y equipos


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