La importancia de la autenticidad en el liderazgo
- Arnaldo González Graterol
- 9 ago
- 2 Min. de lectura

Hace unos días, un buen amigo me ofreció un consejo con la mejor de las intenciones: cambiar ciertos aspectos de mi forma de redactar y actuar para “encajar mejor”. Su sugerencia no venía de la crítica, sino del cariño. Y aunque agradezco profundamente su preocupación, decidí canalizar esa energía hacia una reflexión más amplia: ¿por qué sentimos que debemos moldearnos según estándares ajenos para ser aceptados?
Esta inquietud me llevó a escribir sobre la autenticidad en el liderazgo. Porque ser auténtico no es solo una elección personal: es una declaración de principios. Y sí, también es un acto de rebeldía.
¿Qué significa ser auténtico?
Ser auténtico implica actuar desde la coherencia interna, no desde la expectativa externa. Es vivir y liderar desde la verdad de quién eres, no desde lo que otros creen que deberías ser. En un mundo saturado de filtros, algoritmos y fórmulas de éxito, la autenticidad se ha vuelto casi revolucionaria.
Warren Bennis, uno de los pensadores más influyentes en liderazgo, lo expresó con claridad:
«Nunca he conocido a un gran líder que no fuese apasionado. Cuando digo apasionado no me estoy refiriendo a que tenga que gritar y ser carismático. Muchos líderes son más bien tranquilos; sin embargo, cuando les oye hablar, usted puede sentir su pasión».
Esta afirmación desmonta el mito del líder único, del molde perfecto. Bennis convivió con líderes de todo tipo: introvertidos, extrovertidos, metódicos, caóticos. Lo que los unía no era su estilo, sino su autenticidad.
¿Por qué es tan importante la autenticidad en el liderazgo?
Conexión real: Las personas se sienten atraídas por líderes que muestran vulnerabilidad, que no temen decir “no sé” o “me equivoqué”. Esa honestidad genera confianza.
Impacto duradero: Un líder auténtico deja huella porque no replica fórmulas, sino que crea caminos propios. Su legado no es una copia, sino una contribución única.
Coherencia interna: Actuar como otro para agradar es una forma de traición silenciosa. Es negarte a ti mismo. ¿De qué sirve la aceptación si para lograrla debes abandonar tu esencia?
¿Y si no encajo?
Esa es la pregunta que muchos temen. Pero tal vez la pregunta correcta sea: ¿quiero encajar o quiero ser fiel a mí mismo? Las redes sociales, el marketing y las “pautas de lo adecuado” nos empujan a uniformarnos. Pero la autenticidad no es negociable. No se trata de ser perfecto, sino de ser verdadero.
Imitar a otro para lograr aceptación es como usar una máscara que, tarde o temprano, se resquebraja. Y cuando eso ocurre, lo que queda es una desconexión profunda con uno mismo.
Reflexiones finales
¿Estamos liderando desde nuestra verdad o desde el molde que otros nos ofrecen? ¿Qué impacto tendría en nuestro entorno si nos atreviéramos a ser radicalmente auténticos?
La autenticidad no es una estrategia de marketing. Es una forma de vida. Y en el liderazgo, es la diferencia entre dirigir y simplemente gestionar.
Gracias por tu tiempo
Autor
Arnaldo González Graterol
Autor de la competencia Liderazgo de personas y equipos
en el libro Y eso, ¿cómo se come?