Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente
- Jorge Rivas Don Refrán
- 1 sept
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 sept

En el acervo popular latinoamericano hay refranes que nos dan lecciones de vida, este es uno de ellos.
La imagen: aquel que llega a descuidarse, que se deja arrastrar por la inercia, termina perdiendo su rumbo y quedando a disposición de agentes externos.
En el mundo empresarial, esta enseñanza tiene un gran valor estratégico, tanto para las organizaciones como para quienes las conforman.
La inercia como enemigo de la competitividad
Muchas empresas, después de alcanzar cierto nivel de éxito, caen en la tentación de “dormirse en los laureles”. Confían demasiado en lo que ya lograron y dejan de innovar, de escuchar al cliente o de vigilar a la competencia, cayendo en la zona de confort.
El problema es que el mercado nunca deja de moverse: la tecnología avanza, los consumidores cambian de hábitos y los competidores se reinventan.
Lo mismo sucede hacia lo interno, con los equipos de trabajo. Un colaborador que se acostumbra a hacer siempre lo mismo, sin buscar maneras de mejorar, también corre el riesgo de ser “arrastrado por la corriente”.
La inercia es cómoda, pero muy riesgosa.
Innovar o rezagarse
Este refrán nos recuerda la importancia de la innovación constante. No se trata de reinventemos la empresa todos los días, pero sí de mantener los ojos abiertos para detectar oportunidades, ajustar procesos y ofrecer el elemento diferenciador.
En el plano personal, la innovación también es vital: capacitarse, aprender nuevas herramientas, proponer mejoras. Muchas veces la diferencia entre un colaborador que crece y uno que se estanca no está en el talento inicial, sino en la capacidad de adaptarse y reinventarse siendo resilientes.
El colaborador como motor de cambio
No solo las organizaciones deben mantenerse despiertas; cada persona dentro de ellas también es un agente transformador. Un trabajador atento a las tendencias de su sector, que comparte ideas y busca formas de aportar más valor, se convierte en un motor que ayuda a impulsar a la empresa hacia adelante.
Dormirse, significa dejar pasar oportunidades de crecimiento profesional y personal. Mantenerse activo y despierto abre puertas y genera confianza.
Vigilancia estratégica y acción oportuna
Debemos anticipar los movimientos del mercado. La vigilancia estratégica, el análisis de tendencias y la capacidad de tomar decisiones rápidas son herramientas que ayudan a las empresas a mantenerse firmes frente a la corriente.
En el plano individual, se traduce en estar atentos a nuestro entorno laboral: escuchar a los clientes, observar a los competidores, proponer mejoras. Cada colaborador que actúa con visión contribuye a que la empresa no sea arrastrada, sino que se mueva con rumbo firme.
Reflexión final de Don Refrán
En la empresa y en la vida, quedarse quieto puede parecer cómodo, pero es un gran riesgo. El mar de los negocios no perdona la pasividad. Por eso, siempre recordemos: “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”.
Mantenernos despiertos significa aprender cada día, aportar nuevas ideas y estar dispuestos a movernos con el cambio.
Como líderes o colaboradores, tenemos en nuestras manos la posibilidad de remar en la dirección correcta, de crecer con la empresa y no dejar que la corriente decida por nosotros. Porque cuando permanecemos atentos y en movimiento, no solo evitamos ser arrastrados: también abrimos camino hacia nuevas oportunidades.
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Autor
Jorge Rivas
Don Refrán
Locutor y Licenciado en Diseño Gráfico con más de 20 años realizando ilustraciones y caricaturas.
Creador de Don Refrán, un personaje enfocado en la divulgación de nuestras frases, costumbres y gentilicio.
Articulista invitado en Hyggelink
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