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Crisis de percepción y liderazgo Parte II

Actualizado: 21 ago 2023

En la entrega anterior, me refería a la crisis, enfocándome particularmente en la «crisis de percepción», mundial y en los elementos que considero son los detonantes principales de la misma.

Continuando es esa línea, mencionaré al que considero el tercer hecho que, a mi parecer, ha afectado lo que hemos considerado el «deber ser» y que en este caso en particular ha influido en la relación que tenemos con nuestro planeta: me refiero específicamente a la concepción patriarcal propuesta por Francis Bacon en el mismo período aproximado de René Descartes (siglo XVII). La propuesta de Bacon, particularmente en el caso que nos ocupa, se centra en lo que expresaba con relación a que la naturaleza debía ser «sometida y obligada a servir» y «reprimida con la fuerza», porque la misión de un científico era la de «torturarla (a la naturaleza) hasta arrancarle sus secretos».

Cuando la opinión de un científico respetable y famoso (con la debida legitimidad), sobre todo en esa época, era la de «convertirnos en amos y dueños de la naturaleza», se presentó poco espacio para el disentimiento y la propuesta se convirtió en paradigma. Este hecho, profundamente antiecológico, inició un proceso que, es este momento está haciendo que esté en peligro el planeta, inclusive hasta poner en riesgo la supervivencia de la raza humana. Llegando al tiempo presente, el cuarto elemento considerado como detonador de la crisis mundial actual, es el problema comunicacional que se presenta en la actualidad entre las distintas generaciones. Este podría ser, a simple vista, el menos difícil de tratar pero que, sin duda, hace su aporte, por las implicaciones a gran escala que tiene.

Resulta obvio que el crecimiento exponencial de los avances tecnológicos en los últimos años ha tenido que ver, así como otros factores que no son tema de este artículo. Sin embrago, no será posible ingresar en el camino certero de la solución de un problema, sin iniciar antes la etapa del reconocimiento de la existencia del mismo. Por ello es que resulta imperiosa la necesidad de adecuar la acción de liderarnos y liderar a otros estando conscientes de la necesidad de que, sin que existan leyes que así lo dicten, debemos internalizar que el auténtico progreso no consiste el aumentar el bienestar de algunos en detrimento del de otros. Debemos partir de la certeza de la relación de interdependencia que hay entre todos los lugares de la tierra y la convicción de que si se produce un daño en alguna parte de nuestro planeta, se afecta la globalidad.

Por ello es que, tomando los elementos indicados como la base de la propuesta de este artículo, debemos enfocamos en lo que debería ser nuestro rol como gerentes modernos y que, como líderes-coach, debemos primero recibir estos cambios de paradigmas, digerirlos y asimilarlos para, posteriormente, enfrentarlos a la resistencia al cambio que está presente en todos los ámbitos de la vida.

Solo en este momento, y haciendo gala de nuestras competencias y de la aplicación efectiva de los conceptos de sinergia y trabajo en equipo entre individuos comprometidos con la causa, podremos darle sentido a nuestra vida. En este momento, la labor de liderazgo comenzará a conectarse con un fin más sublime: la idea de la trascendencia.

Porque estando conscientes que como una individualidad es poco probable que podamos darle sentido a nuestra vida, partiendo de que ese sentido se alimenta de nuestra interacción con los demás, podremos tomar acciones específicas, iniciando con nosotros mismos, con el objeto de generar cambios concretos e influir sobre nuestra descendencia.

Autor Arnaldo González Graterol Autor de la competencia Liderazgo de personas y equipos en el libro "Y eso, ¿cómo se come?"

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