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Mejor lo dejo para después

No sé si a ti te sucede lo mismo, pero cuando tengo algo importante por atender y lo dejo para después, mi pensamiento vuelve con frecuencia a ese asunto y me afecta emocionalmente, ya que sé que tengo que atenderlo y no lo hago. De allí surgen las preocupaciones, el mal dormir, el mal humor y otros efectos que al final nos producen estrés. Es como un tic tac: hazlo…, déjalo para después…, hazlo, déjalo….., tic tac, tic tac.


Nos puede pasar en asuntos personales, familiares, de estudio, de trabajo, de salud y en todos los casos nos afecta en lo personal y nos puede traer serias consecuencias: perder una oportunidad, agravar un problema que antes era sencillo, recibir una amonestación, constatar que alguien ya lo hizo y para de contar. Tú conoces las consecuencias.

En cierta oportunidad fui electo Tesorero en una Asociación. Al recibir el cargo, el Tesorero saliente me dejó dos sobres enormes sellados, los libros de Contabilidad y una nota excusándose por no haber podido poner al día los libros durante los dos últimos años. Finalizaba deseándome «suerte» en mi gestión. Un tanto contrariado, tomé los documentos, los llevé a mi casa y los coloqué en un estante a la vista. Imaginaba que los sobres contenían una cantidad de documentos, facturas, etc., sin ningún orden y quizás hasta estaban incompletos. En fin, asumí que poner al día los libros iba a ser un trabajo largo, difícil y tedioso.


Los asuntos pendientes tienen vida propia. Cada vez que pasaba por el estante, los sobres intentaban llamar mi atención, me susurraban «aquí estamos» y yo me hacía el que no los escuchaba y los ignoraba, pero en mi mente comenzó a sonar el tic tac. Pasaron los días, las semanas, los meses, el tic tac se apoderaba de mi cada vez que escuchaba el susurro de los sobres y se acercaba la fecha de entregar el cargo, lo cual aumentaba el estrés. Finalmente un día, recuerdo que era un domingo, escuché el llamado angustioso y tomé una decisión: procedería a abrir los sobres. De esa forma, estaba aplicando una técnica que había leído para atacar la postergación: «la tarea líder», dar el primer paso para comenzar lo que has postergado. Mi intención era solo abrir los sobres para calibrar la magnitud del trabajo que tenía por delante Así lo hice y recibí una agradable sorpresa. Dentro de los sobres estaba toda la documentación necesaria, con sus debidos soportes y ordenada minuciosamente con un resumen de todos los movimientos contables. Lo único que faltaba era pasar la información a los libros. Mi entusiasmo fue tal que acometí la tarea y en menos de dos horas había concluido lo que me atormentó durante meses. Poner al día el año de mi gestión fue también fácil porque tenía toda la documentación en orden. Fue una gran lección.


La postergación es un hábito y es enemiga del éxito. Cuando dejamos para después los asuntos importantes, solo nos garantizamos problemas y estrés que podemos evitar. Hace falta que nos decidamos a actuar y lo hagamos. Los beneficios de hacerlo son innumerables y esto nos ayuda a allanar nuestro camino al éxito. En entradas posteriores hablaremos de algunas técnicas, sencillas pero efectivas, para combatir este hábito tan maligno. Si deseas un adelanto, no dudes en contactarme.



Autor

Gustavo Yepes

Coach. Conferencista. Experto en Gestión del tiempo

Aliado de "Y eso, ¿cómo se come?" en Hyggelink

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