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Claridad de objetivos en el liderazgo



Para mi artículo de hoy, me inspiré en una película de Netflix, llamada A Million Miles Away, basada en la historia de José Hernández Moreno, hijo de agricultores inmigrantes mexicanos, quienes se fueron a los EEUU como jornaleros, buscando un futuro mejor para los suyos.


Lo poderoso de esta historia, es que José Hernández, con un origen humilde, el «hándicap» de su procedencia y una altísima claridad en su objetivo, logró convertirse en el primer trabajador agrícola migrante en ir al espacio.

Considero oportuno aclarar, para no distraer el enfoque ni relacionar origen humilde con meta alcanzada, es que parto de una máxima que siempre tengo grabada en mi memoria, desde que la aprendí, y que expresa, sabiamente, que «todos tenemos un piso biológico y un techo ético».


Esta máxima, indefectiblemente, refuerza mi certeza de que, por eso, todos somos diferentes. José Hernández fue un jornalero diferente; y la película se encarga de resaltarlo.


Quisiera adicionalmente resaltar que lo que hizo que José Hernández lograra graduarse de ingeniero, convertirse en astronauta y posteriormente ser un empresario, se conectan con una inteligencia sobresaliente, al punto que motivó a su maestra a convencer a sus padres a apoyarlo a seguir con sus estudios; y, sobre todo, a la clarísima visión que él tenía como objetivo de lo que quería ser en el futuro.


Ser diferente para José, sin duda, marcó la diferencia. Y la película lo muestra porque destaca que, a pesar de trabajar en condiciones físicamente exigentes, asistir a clases y en oportunidades hasta dormirse en ellas, cumplía siempre con sus obligaciones.

Otro elemento que se destaca en la película es la persistencia inagotable que se demuestra con el hecho de postularse al programa de selección de astronautas de la NASA, no una sino 11 veces, año tras año, sin éxito; y su presencia física en el Centro Espacial Kennedy para entregar su postulación número 12.


El premio a su persistencia lo obtiene cuando finalmente, después de muchos cursos (de idiomas, buceo y como piloto, entre otros), logra el ansiado acceso al programa espacial.



Un acceso que no fue más ni menos que el principio de toda una etapa de arduos entrenamientos, durante varios años, donde enfrentarse a la ingravidez, superar con éxito desafíos físicos y mentales, probar la solidaridad en momentos críticos y hacer los sacrificios necesarios en nombre de la ciencia, fueron parte del menú. Todo ello le permitió tener, finalmente, la oportunidad de salir de la Tierra.


Por ello y para logra la conexión con el fin último de mi artículo, no puedo menos que hacer referencia a las recomendaciones que le hiciera el padre de José a manera de «su secreto» para dar «ese extra» siempre. Considero que fueron la guía y asidero que José tuvo en todo momento, sobre todo en los difíciles; y se reducen a cinco pautas: 


  1. Debes saber qué quieres

  2. Fijarte dónde estás y ver cuánto te falta para llegar

  3. Preguntarte cómo vas a llegar

  4. Estar consciente de que, si no sabes cómo hacerlo, debes aprender a hacerlo

  5. Estar preparado al hecho que cuando creas que ya llegaste, a los mejor vas a tener que esforzarte un poco más hasta alcanzar la meta.


Todas, sin distinción, elementos fundamentales para cualquier actividad – no sólo para ir al espacio – porque actúan como las que deben guiar a cualquier líder en la consecución de sus objetivos. Aplicándolas, en ese orden, son el perfecto «mapa» para tener la claridad de objetivos que tanto ansiamos todos.


Gracias por tu tiempo.


Autor

Arnaldo González Graterol 

Autor de la competencia Liderazgo de personas y equipos,





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